Toni Barrero (Sóller, Mallorca, 1970) es un artista de formación autodidacta, dedicado completamente a la pintura. Tuvo la suerte de nacer en un valle, el de Sóller, rico en buenos artistas, Toni de Cúber, Pep Girbent, Joan Soler, Laura Martín o Joan Cobos, son algunos ejemplos. Una tierra que además ha acogido algunos tan reconocidos como José María Sicilia o Miguel Ángel Campano, así como otros muchos de todo el mundo que han hecho de Sóller un lugar emblemático y particular en cuanto al arte y especialmente si hablamos de pintura. Seguramente sean Toni de Cúber y Miguel Ángel Campano, con los que ha tenido una estrecha relación de amistad, los que han influido de una manera más profunda en el amor por la pintura y los procesos creativos. Toni Barrero ha sabido nutrirse de este ambiente, lo ha vivido, lo ha sentido y se lo ha hecho suyo. Ha sabido lo que quería y se ha dedicado a ello en cuerpo y alma, vive por y para la pintura, la disfruta y la sufre a partes iguales.
Admiro estas personas, estos artistas que sienten cuál es su destino, y de una manera u otra, cueste lo que cueste, se dedican a transitar por estos caminos llenos de incertidumbres e inseguridades, pero con la clara convicción que aquello es lo que sienten que tienen que hacer. Sin duda Toni Barrero es uno de ellos.
La pintura de Toni Barrero escapa de toda referencia figurativa, es próxima al Expresionismo Abstracto, con muchas afinidades con la obra más gestual de Franz Kline. La suya es obra fruto de un proceso creativo lento y pausado, fruto de la meditación y la reflexión. La creación, la pintura, es para Barrero su espacio de refugio. La suya es una obra pensada, razonada, sentida, una obra introspectiva. Una pintura que crece despacio, donde cada pincelada, cada capa va conformando un cuerpo, creando una textura, tapando o mostrando lo que ha plasmado anteriormente, en la que hay un constante diálogo entre la mancha y el gesto.
Es un pintor que a pesar de haber trabajado también en grandes formatos, se mueve muy cómodamente en pequeños formatos, creando unas obras con gran potencia visual.
Encontramos en esta exposición obras de tres series diferentes, Pulsiones, Nocturnos y Duermevelas, fruto de los últimos 5 años de trabajo, donde podemos comprobar cómo en la obra de Barrero no hay un principio ni un final, y donde las diferentes series beben unas de las otras, donde cada nuevo camino para continuar investigando y experimentando no es de un solo sentido ni de una sola dirección.